martes, 4 de agosto de 2015
Llegó la noche otra vez, la veo surgir por la ventana gótica. Con ella vienen las ansias y se insertan (sin tanta certeza) en mis huesos. Me hago pájaro; desplumado, silencioso. Y es que voy regalando mis plumas a cada ser que me toca alguna cuerda, que me mira el alma cómo pidiendo. Al vagabundo, al villano, a todos los héroes de marfil. Es la locura del juego que me mece, la belleza del juego. Ver dentro de dónde no hay (o así lo parece). Las ganas de llorar porque no hay lluvia. El ensueño perdido. El saberse sin tiempo, con las piernas rotas y... ser un loco, sin miedo. Ver dónde no hay, sólo porque no hay. (Y hay más)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario