La Concepción
...y otros conceptos.
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- Myriam: ¿criada? criada, jamás. Cipactli es mi madre, y ella era el Caos, el monstruo cósmico. Durante la inhalación de los reptiles he sabido de doncellas tlaxcaltecas y tehuanas a las que las huestes del nefasto Tonaituh les devoró el corazón. La mirada humilde, las manos desolladas. Pero mi estirpe es de la diosa del Maíz. Escupimos la sumisión de la Iztlacihuatl. Nunca al servicio de un hombre, nunca entregadas a la educación servil del esposo. Después, mi abuela presenció la llegada del pálido asesino y en Tlatelolco cayó descuartizada. Mi madre prefirió arrojarse hacia las peñas que lavar la barba de los rudos bellos. Me enseñó las infusiones que matan a los Pumas y las que enamoran Zopilotes. ¿Por qué cubriste mis piernas con un manto estrellado? ¿Por qué me pintaste con los ojos bajos?
Ahora mi destino es negro, confiada al vendaval de los cristianos, las niñas deberán cubrir su hermoso cuerpo y considerarse viles pecadoras. Escoger entre lavar letrinas de sus amos y parir esclavos y carne p'al Mictlán. Ramera del fraile, puta del soldado, chingada del capitán, madre de la chusma. Sin ser escuchada, sin ser amada. Dependiendo del maíz de un hombre, sembrando para él, amasando para él, lavando sus pies sangrientos, lavando su cabeza con olotes tatemados. Soportando sus manos de borracho, sus golpes en silencio, sus injurias.
Ahora mi destino es negro, confiada al vendaval de los cristianos, las niñas deberán cubrir su hermoso cuerpo y considerarse viles pecadoras. Escoger entre lavar letrinas de sus amos y parir esclavos y carne p'al Mictlán. Ramera del fraile, puta del soldado, chingada del capitán, madre de la chusma. Sin ser escuchada, sin ser amada. Dependiendo del maíz de un hombre, sembrando para él, amasando para él, lavando sus pies sangrientos, lavando su cabeza con olotes tatemados. Soportando sus manos de borracho, sus golpes en silencio, sus injurias.
No soy una venada que cae ante las flechas del brujo. No soy la guajolota acompañada del mezcal, servida y servidora, sirvienta y servicial. No soy la hormiga que parirá sin fin copias malditas. A las demás se les exigirá el sí cómo doctrina pero yo decido hoy clamar a los infiernos y gritar: No, jamás.
¿Por qué cubriste mis piernas con un manto estrellado? ¿por qué me pintaste con los ojos bajos?
M.
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