lunes, 9 de febrero de 2015

De los naufragios

"¿Cómo deciros que existe éste, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser?" San Agustín de Hipona. (El tiempo)
...me encuentro en reposo porque me reventaron los ojos de tanto andar buscando soles hendidos. Descanso ante la sombra de un espejo, que es mi rostro estéril, intrínseco. Así, sin preguntas que responderme estoy sentada frente a una ramita de luz que me baila. Tal vez por eso no puedo hacer preguntas, porque me siento aquí, tomo la pluma y la tinta se llena de respuestas posibles que quieren ser gritadas, de misterios sin embargo ya muy viejos; que se han dicho hasta el cansancio. Porque el mundo se convulsiona en enigmas falsos que la gente siempre dijo, porque lo que fue, será, y el "nunca" es tan efímero que al nombrarse se hace "algo". Porque la eternidad tiene el color de tus cantos, y el tamaño de un suspiro. Porque encontrándote te pierdes y estás aquí cuando te has ido. Porque la línea limítrofe entre mis mares y tus ríos es apenas una molécula enamorada, que cede al encuentro. Porque no sabes si la manecilla del reloj avanza o camina en retroceso, porque estuvieron otros y vendrán los que faltan. Porque afirmo que no sé y que la pluma es el conducto que se hace el silencio para hablarme.
Hay tantas hojas en blanco y tanto amor vaciado en no sé dónde. Tantos naufragios... de todos nosotros que quisimos irnos, que ante nada interpusimos la huída y sin embargo, después de tanto viaje, regresamos al inicio con las manos vacías y el corazón ausente, perdido en los colores de la noche. Con los ojos ciegos por el resplandor... el cuerpo ya cansado del camino, de tanto andar buscando otra voz y otro silencio.
Getsemaní Otero, "De los naufragios." I

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