miércoles, 25 de diciembre de 2013

miércoles, 18 de diciembre de 2013

martes, 17 de diciembre de 2013

"El sexo, como pretexto válido para romper con la monotonía;
el sexo-motor; el sexo-ansiedad; la costumbre del sexo, como un hartazgo cualquiera que se volverá lastre; 
el sexo colosal, incontenible, frenético, ambiguo como un juego que confunde y luego aclara y vuelve a confundir;
el sexo-simulacro, el sexo-obviedad. El placer, al fin, como un encomio que vaya justo en sentido inverso a lo que se vive." D. S.

La circunstancia del acto del sexo, la seducción; el ritual de cortejo ante una tela delgada de pudor, seda.
El sexo-amor, la cercanía de dos silencios que se encuentran cuál protones de luz, sin camino, sin destino, sin comienzo ni fin.

El fuego transformador y la acción adecuada, comprimida en un suspiro que tan sublime, refiriendome a la volatilidad del suceso;
violenta cualquiera de las normas de la gravedad, cómo estar en un hoyo negro y...

"El poema debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, celos, envidia,
todas las variedades del miedo, viajes al extranjero,
caras nuevas, novelas, relatos, sueños, fantasías, música, danza, opio y vino (...)
Sólo el palpito al unísono del sexo y el corazón puede producir el éxtasis" A.N.

Y no sólo eso, si no la lejanía de esos dos cuerpos que se encuentran esp(e)acialmente colisionando, que crean un perfume,
que hacen de la abstracción la cosa más sencilla y bella de explicar, nunca no con palabras.

En el vaivén divagante de las horas en las que nos encontramos aquí, en este solitario mundo, esperando por una caricia en el alma;
dónde, pensamos, al otro lado de algo, alguien se pregunta también por ti; por tus manías, o por tu voz y tu silencio.

No entiendo el amor, podría llamarle, casi, cúmulo de átomos
desplazándose a prisa por el torrente sanguíneo de dos lenguas enlazadas.

Quizás estoy tan en lo correcto pero tan perdida, a causa no de esconderlo; si no sólo por no engrandecerlo con flores.

Me siento cómo escapando de un aparente vórtice dónde en realidad no hay nada, sólo luces, destellos, movimiento y tristeza.
Me atrevo a decir que es el final del túnel; no sólo el fin, si no constelaciones completas de sentimientos, ya que cómo humanos
nos lamentamos siempre de no ser eternos. Entonces, si este torbellino no contiene nada más mágico ni esencial que lo que por sí mismo representa,
¿Cuál es el sentido de buscarlo, de implorarle y desearlo tanto? El vacío.

Miscelánea. Toujours manie sans delire

lunes, 14 de octubre de 2013

Una vuelta en mi eje

Actualmente soy una victima de la trivialidad, se ha tornado nimio lo que pasa fuera de esta habitación oscura, sólo me acompaña la efímera sensación de aproximarme a una respuesta que no busco y un ligero estruendo de ideas galopando hacia la punta de los dedos. Lo que verdaderamente sé, en este momento oblicuo entre mis polos, es qué si mi mente se detiene, de pronto, el mundo será absorbido por sí mismo, para luego desbordarse apenas cómo un breve hilo en la memoria. Me repito una y otra vez, para no descuidar el contenido, que lo que hago es únicamente un obstinado intento más por atrapar el ahora, exprimirlo en letras y separar las imágenes con algunas palabras inteligibles. Después de todo, tras lanzar al aire una serie de expectativas, por más fuerte que sea la potencia de arranque; pronto aterrizan los conceptos, y cuando la caída se aproxima, solamente es perenne el precepto del momento en el que la tensión decide estirarse y de ese modo dar impulso de nuevo a la oscilación y continuar la trama, o bien, cuando ciertamente decide romperse y de tal modo terminar con el juego. Así, tras la caída del sentido, concluye ahora la función de equilibrista: ha cesado mi tenaz intento de mantener en el aire, con el mismo ritmo, la linea continua de nada; sin titubeos. Al final, aún no acude a este encuentro la respuesta, es por eso que me acostumbro a morir cada hora para despertar de nuevo, ya sea al resplandor o a una nueva incógnita; esperando descifrar la vida un poco, siempre conmigo, desconociendo quién es la que me ve desde el espejo y por qué, si yo de este lado me encuentro fugaz y contenida, condenada a la persistencia itinerante de la duda; aquélla, ajena, siempre concluye extraña e impregnada en un reflejo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

..:

No sé cuanto tiempo rehuí a la página en blanco, al lienzo desnudo. El titubeo entre las palabras que iba desde mi isquion hasta la punta de mi lengua no cesaba, no había tregua. Imploré días, semanas, quizás un poco más del año para que las terribles, las solitarias se decidieran por fin a salir y bailar en las sombras hasta hacerse una masa de ruido, un puño de letras incoherente, inconstante, una carcajada acerada, sin sentido; sólo por decir, sólo por abatir un poco el silencio imparable de las horas que iban siendo. -Va una semana de lluvia y frío y ya mi cuerpo se adapta de a poco al ritmo concurrido, mientras, mi mente divaga por senderos que habían sido extraviados, humedecidos en la monotonía del azul, de la brisa marina. Sí que hay gris, hay mucho gris, tenue gris opaco y antiguo... pero a veces se abre cabida a algún matiz rosado y regresa el impulso de los sueños a mi rostro.- "Cuando llego" 

miércoles, 17 de julio de 2013

Ya no es preciso el mensaje
El receptor
La forma
Ya no sé si escribo yo las letras o son ellas las que me forjan

Y ¿dónde es siempre?
si ya no hay nada que decir no callo
porque en silencio convulsiono todas las bellas y horribles palabras.
¿Respuestas?

Ellas entre signos se preguntan
¿cuál es el camino que conduce a casa?
Mientras un gran engrane va llevando los hilos
desde nada y nunca.

Me gusta el sonido de los ojos.
Esto es, escupir.

jueves, 9 de mayo de 2013

Ahora, ¿a dónde vamos? Si ya nos hemos cansado de los grises, las polaridades, incluso cansados vamos de cansarnos; ya detectamos el círculo, el engrane, que giramos, rebotamos.
Ahora ¿qué velo, qué disfraz? si todo es un espejo que se mira en otro espejo ¿dónde la forma auténtica?
Vamos arrastrando sombras entre luces desiertas (in ciertas)
                                                              y velos efímeros, escurridizos, mutantes.
Si ya a la soledad le hemos puesto el peso de mil palabras, "solo" es la única fórmula imposible.

¿Qué queda de las horas? de los sueños. ¿En qué madeja de tacto ambiguo hemos caído?
Van vagos los sonidos, vagabundos de éstos días asfixiantes, sin retorno, confundidos, apenas siendo un soplo flaco, ignorado, sometido. ¿Han notado que se disuelve el poema de los ojos de la gente?

martes, 9 de abril de 2013



Tanta vida
tanta muerte
convergiendo

naturaleza en convulsión
ritmo
entre languidez y prisa

sobre vivencia             descomposición
            fundidos, invirtiéndose
                      equilibrio

"Van reptando sobre la última capa de la tierra que conecta con el cielo, en erupción, cuan lava emergente de un volcán, entre levedades y el perfume del infierno"

Isla Passavera



miércoles, 3 de abril de 2013

III

Un poema para cada día de Abril

Estoy tejiendo una serie de palabras incoherentes, incandescentes, me titubean las raíces.
Mientras tanto loca de silencio me vomito las entrañas con caricias invisibles, las mezclo con azul y palpitan dancitas en mis huesos. Recuerdo tu mirada de ángel, pequeña gota de luz. Pensé que pasaría desapercibido el día, me reía y buscaba sombras de consuelo. Saboteé la última palabra de aliento, me cubrió la noche y me quedé desnuda con tu recuerdo, gotita celestial; nada más puro que tú, ninguna flor me devuelve tu silencio. Qué confusión, tú ya no estás y yo que estoy aquí pegada a mis huesos te recuerdo, me haces tanta falta gotita, tú. Sé que algún día llegaré, en algún alba luminosa te veré te abrazaré de nuevo, para ya nunca saber. Dame la fuerza para entender tu huida, tu paso, tu destino, tu cariño, tu paz, tú, vida. Arráncame los velos. Mi ángel de luz, anémona callada, ¿cuál es el misterio de lo eterno? ¿Qué queda en estas horas?

El templo sólo espuma

¿Por qué?
sacramento de un final sin corrupción.
¿Por dónde mis dedos segregan el dolor de la ausencia? ¿a fuerza de qué?
¿cuál es la batalla, dónde el marcador y las banderas? ¿dónde la tregua?
¿por qué, maldita negra?

Otra vez siempre, maldigo tu sonrisa; la carcajada que me salva de mi.
¡Cómo si pudieras estar más maldita!
Oscura, ¿de qué vacíos te has llenado?
¿cuál es la maldita puerta? ¿dónde el camino que me lleva al templo?

El templo sólo espuma
sólo mierda y silencio de espuma.
Cuántas putas preguntas ¿a fuerza de qué? maldita sea.
Llévate el manto, quítate el velo y ciérrame la boca

Aplastante, aplástalo todo.
Anémona dormida.
Suicidio de mis días, del rocío.
Espiral incansable, rómpeme los huesos, llévate mis mares.

No me abandones




lunes, 25 de marzo de 2013

Dimmi, dimmi poi se tante, poi se tante meraviglie sien fatte per inganno o per arte.

Sonidos esféricos en la estratosfera marítima, islas criminales, peces corrompidos, temor en las profundidades, aves brujas, vientos caprichosos, la danza silenciosa y llegar a tierra después de seis lunas, cientos de pensamientos solitarios y sin rumbo fijo, mareas de sentidos fundidos en azul, en magenta, estremeciendo mis efímeros parpadeos llenos de sal y polvo de ciclos condensados, renaciendo en el núcleo de lo impensable. Llegar a tierra firme; la estabilidad incierta de un punto titubeante, arribar en lo absurdo del animal poético desbordado en la botarga del homo-non-sapiens antípoda del delirio, y, cómo tierra, de la mano de raíces vuelve a atracar en mi centro la pérfida manía de encontrarme entre la danza errante del equilibrio y los agujeros negros, sin hilos otra vez, perdida. Encontrándome perdida y, ¿de qué otra manera? sin camino transigente, entre llamaradas de alientos condensados e imágenes convulsionando para pronto amortiguar en lo eterno, deslizarme cómo montando un destello de luz que va transitando, haciéndose de espacio, dentro de las vísceras de la serpiente de tiempo, fundirme en el destello hasta sentir el abismo de abrigo y el rocío cantando en mis sueños. Así, sólo así, como ser efímero; pasajero, vagabundo, figuro el sueño del volcán y alivio el hambre de mi aguaje; encarnando las formas, transformando la carne, sabiendo que la vida es una rueda y que yo, girando en sus engranes, padezco de espasmos por minimizar el espacio y perderme en movimiento. Nazco y muero en mi para deshabilitar el lugar sin nombre, sin color ni forma hasta borrarme de la cara el esqueleto y convertirme en una cicatriz sin cuerpo, sumergirme en el mar, sentir el peso, la densidad grave del alma fundida en levedad y la sorpresa hipócrita de no saber lo que pasó, luego, llamarle, tal vez, la manía por lo mágico.

Tormenta de imágenes, acompáñame a desconocerlo todo y abrazarlo en silencio.

(Llamarle pérdida es, por definición autónoma [jajaja]; sólo el resultado de las formas que conectan los extremos del laberinto, el medio del traslado. Me atrevo a afirmar, no sin la duda continua de por medio, qué la ambigüedad es el(la) en-clave del espiral orgánico del ser entero; el saberse completo para poder impulsarse de sí a la plataforma de las posibilidades. No existe tal caída libre si no co-existe a su vez la plataforma de partida. Claro que quisiera sacarme las entrañas y plasmar el sueño sin parámetros, sin velos hechos carne, sin sombras mordiéndome el gesto, pero, a fin, la coexistencia y todas las madejas que nos hemos inventado en nuestro non-grato camino se definen como puntos, no al final, no al principio, sino sólo cómo coordenadas que se funden con el tiempo, entonces las palabras van siempre deformes)