lunes, 18 de diciembre de 2017
En una historia perfecta me habrías tomado de las manos y el agua de la ducha habría resbalado por nuestros cuerpos tibios mientras nos acariciábamos y hablábamos de cosas que a los dos nos hacían sentir bien. Pero no es tan sencilla la cosa ¿cierto? hay que tenerla difícil, o cómo dice un buen amigo: hay que joderse. Me dijiste que te gustaba la sirena de mimbre que tengo en la repisa del baño. Te dije, gracias, me encantan las sirenas y su mitología. Yo me considero a mí misma una sirena. Vaya, toda la miel que veníamos construyendo se evaporó cuando me preguntaste que si cómo "cogían" las sirenas. -No cogen.- Son las reinas del autoplacer. -¿Entonces para qué la quería el principie?- Haciendo alución a Ariel, de la Sirenita. Sentí que el corazón se me hacía bolita. Este es el padre de mi hija. Este es el hombre con el que estuve tan encaprichada y la vida se me escapaba porque no me quería junto a él. Una tormenta de palabras dichas al aire nos atravezó mientras el nudo en la garganta iba en aumento. No me dejabas hablar. Te convertiste en una replica de defensión de algo que no te correspondía. "Patriarcado" "Machismo" esas palabras salían automáticamente de tu boca sin reparar en que nadie te estaba atacando. ¿Pues con quién te juntas? ¿Pues qué te hicieron? ¿Cuál es tu trauma? ¿De quién te defiendes? ¿Contra quién luchas? Repiten las voces. Nos hacen esas preguntas cómo acusándonos de confirmar que este sistema de mierda está mal, que la madre es violada, que todos somos violados por una fuerza que quiere permanecer invisible. Hablé de cifras, la mayoría de las mujeres somos despiezadas al nacer, perdemos nuestro contacto intiutivo con la totalidad de nuestros órganos sexules, muchas jamás han experimentado un orgasmo en su vida. Muchas que sí, son violentadas, llamadas putas y despreciadas por la sociedad. Me sentí indefensa, desnuda en la bañera intentando explicarte porque la sirena es una de mis figuras favoritas. No hubo consentimiento, ni caricia, ni na'. Al final decidí que no me estaba causando alegria estar ahí con los borbotones de agua cayendome en la piel cual navajazos de falta de dulzura mientras me decías ya no sé qué tanta cosa. Basta, quiero ducharme sola, no está siendo placentero, dije mientras salía hacia el vestíbulo. Azoté la puerta porque tengo la mala costumbre de encabronarme al final cómo una yegua desbocada. -Gracias por recordarme porque no estamos juntos.- Dejaste salir cómo una última bala que atravieza la pantalla al final de la película. Haciéndome a mi responsable de que hayas decidido no formar parte de mi familia y la de mi hija, porque "quieres disfrutar la vida". Porque somos "un estorbo" Soy responsable por ser una loca feminazi. Jaja. Pues sí, es un recordatorio mutuo sobre lo que a cada quién le atraviesa. Y sí, quiero ducharme sola y crecer sola y compartirme en otros aires de amor y ternura. Gracias a ti por hacerte a un lado en éste, nuestro camino.
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