viernes, 5 de junio de 2015

Esta es una carta que
nunca te voy a enviar.

Está comprimida en
cinco centimetros
de irreverente y sobretodo
pura necesidad.

Y bien

la suerte me sonríe, soy
yo la que se vuelve loca
en cada rotación del
mundo
y es que la vida está bien,
está todo donde debe de
estar...

pero hay una ansiedad en
mi pecho que me invita a
lanzarme en abismos inherentes

que me llena los labios de
temblores y me va
absorviendo las gotas
que tengo en los ojos

es el perdurable efecto
de funambulista del
delirio

y la ebriedad sin pies
ni cabeza.

Pienso que si te odias
vives bajo la paranoia
de pensar que todos
te odian por igual.

y que si tratas con la suerte
y las sonrisas
la vida sigue el flujo

creo que el secreto de la vida
está escondido en un instante.

Y que en tus besos, a veces;
el instante se extiende casi como dos instantes.

Got

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