I.
Una danza lenta, silenciosa, con esporas en el aire.
No quiero crecer
¡que deje de avanzar el tiempo en mi!
que la danza de la luna se congele,
que mi voz sólo estalle en mil silencios y se haga
brisa,
que regrese al fondo del mar.
II.
Escu(l)pir; llorar, gritar, rogar... luego darme cuenta que no hay nada afuera.
Dentro lloro, grito, ruego, dentro
lo siento;
no hay frecuencia en mi latido.
III.
Mira
una burbuja de silencio sube por mi traquea;
es una serpiente deslizándose en mi interior.
Podría mostrártela,
compartir contigo mis secretos,
dejarte entrar sin pensar en lo que ocurra,
no.
Explotar mi esencia contigo dentro de mi, dando vueltas en mi interior. Parir la intriga.
IV.
El enigma, ese dragón vestido de luna e interprete de mis pasiones.
Me gusta ir sabiendo que la vida es una rueda, que tú eres una rueda y yo giro en tus engranes.
Minimizar el espacio
perderme en las percepciones
nacer y morirme en mi
despertar cada mañana con una nueva historia.
V.
A veces olvido, olvido latir.
Se me borra de la cara mi esqueleto y me convierto en holograma,
voy una vivencia sin latido, llena de ruidos y silencios, de deseos.
Otras veces sólo quiero vivir en el impulso que hoy me precipita a correr, a saltar en abismos y bajar a la playa, sumergirme en el mar... sentir el peso, sentir la densidad del alma y levedad fundida en la sorpresa hipócrita de no saber lo que pasó, luego llamarle, tal vez, la manía por lo mágico.
VI.
Tormenta de imágenes acompáñame a desconocerlo todo y abrazarlo en silencio.
VII.
Deshabitaré ese lugar sin nombre, sin color, sin forma, sin ritmo.
VIII.
Lo real no se puede palpar, es espacio, aire, silencio pero nada de eso.
¿Dónde estas?
ResponderEliminarQuisiera poder responderte.
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