Florecer en espiral, ensueño, libros mojados de pálpito celeste. Mudar de vórtices, de luz., de sitio y de moldura. Mi paladar es una fiesta que sabe a mango. Más allá, en la hamaca de este libro que va incompleto; reposan los sueños. Sigo dormida, no me despiertes. Sólo bébeme estanque, fuente, manantial.
Quiero saltar desde la orilla de este barco y nadar, cruzar la fuente de todo lo que no fue dicho. Quiero beberme tus palabas una a una y hacerte un dibujo con los dedos. Quiero erizarte y que me deshagas, estar sin forma, caminar descalza y con sabor a río desbocado. Quiero que mis piernas estén siempre volando.
Y que en pos de encontrarnos enlacemos los mundos. Que se nos borren las ganas de las manos y en algún pasaje nos vayamos desimaginando, para que enciendas entre espasmos; algún fuego imaginario. Que resurjan todos los ecos de las voces que no fuimos. Dime, ¿cuántos soles han menguado, qué tormenta nos ha ido enmarañando? Quiero que caiga el telón y el viento roce mis ojos, que traiga con él el aroma submarino que lleva consigo la inmensidad. Ave gris, ave azul, ave entre sueños ennegrecidos. Ave púrpura de aliento eco-distante.