domingo, 22 de septiembre de 2013

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No sé cuanto tiempo rehuí a la página en blanco, al lienzo desnudo. El titubeo entre las palabras que iba desde mi isquion hasta la punta de mi lengua no cesaba, no había tregua. Imploré días, semanas, quizás un poco más del año para que las terribles, las solitarias se decidieran por fin a salir y bailar en las sombras hasta hacerse una masa de ruido, un puño de letras incoherente, inconstante, una carcajada acerada, sin sentido; sólo por decir, sólo por abatir un poco el silencio imparable de las horas que iban siendo. -Va una semana de lluvia y frío y ya mi cuerpo se adapta de a poco al ritmo concurrido, mientras, mi mente divaga por senderos que habían sido extraviados, humedecidos en la monotonía del azul, de la brisa marina. Sí que hay gris, hay mucho gris, tenue gris opaco y antiguo... pero a veces se abre cabida a algún matiz rosado y regresa el impulso de los sueños a mi rostro.- "Cuando llego"